Mikilo - Comic Argentino

El Mikilo es un duende burlón que asusta desde la época de los diaguitas a los niños que se escapan de sus casas a la hora de la siesta, y dicen, es un tramposo. El Mikilo es una de las leyendas indígena que se conserva, en parte, en La Rioja, sin mezcla de elementos ni incásicos ni cristianos.
Su pagana, naturista y pintoresca imagen, refugiada en los montes y cerross, en cuya penumbra vive, lo ha librado del exorcismo de la colonia y de la profanación de la cultura europea.

Pertenece a la familia de los dioses salvajes y demóticos sin templo ni ofrendas de oro que despertaran la codicia y el fanatismo de la Conquista...Y tal vez es esa la razón de su supervivencia en la memoria y en el culto de la gente...Es un dios de múltiples formas variantes con la inconstancia de los juegos de luz en las arboledas y en la peñas, por lo que resulta difícil reconocerlo.

El comic
Mikilo, la historieta que rescata los mitos argentinos, apareció en 1999 en su propia publicación, autoeditada por sus autores: Rafael Curci en guión, y Marcelo Basile y Tomás Coggiola en dibujos. Con el título de Mikilo El retorno de un mito y en formato de novela gráfica, este primer número relataba el origen de la historia, acompañado de otras dos historietas de Mikilo (ambas dibujadas por Curci). También se iniciaba la sección Bestiario, en la que Curci da cuenta de los mitos en los que se basan las historietas.

En julio de 2000 aparece el comic-book, con el sello de Tridente Comics. Una miniserie titulada Patagonia ocupó los tres primeros números . En el número cuatro se incorpora en dibujos Sergio Ibañez, y se reduce el formato de la revista, que llegó así hasta el número 8. Distintos autores colaboran en cada número con ilustraciones de los personajes.
Por las páginas desfila un bestiario más o menos conocido para el público: el Basilisco, la Salamanca, el Pujllay, Trauko, Purohueso, la Calchona, el Lobizón y otros seres de la mitología folklórica nacional (pero nada racional), sobre la que Curci se explaya en una sección de la historieta original. Que un uruguayo como Curci pueda escribir una de las mejores obras sobre cultura popular argentina no tiene que sorprendernos. También otros artistas de la Banda Oriental supieron interpretar como nadie nuestra idiosincrasia: Alberto Breccia y Horacio Quiroga.

Borges decía que la condición de extranjero permite al artista un manejo más libre de la tradición de un lugar; y así como creía que la labor del escritor argentino consistía en apropiarse de la cultura occidental (básicamente europea), Curci se encarga de esa parte que Borges dejaba explícitamente de lado: la de las culturas autóctonas con sus leyendas de arcilla y barro, con sus monstruos de camposanto, con sus terrores de noche y fogón.


Más allá de eso, estos míticos sucesos argentinos fluyen por cauces envidiables: una puesta en página soberbia, un lenguaje sin retoricismos innecesarios, un sentido narrativo único para la aventura, vueltas de tuerca sencillas y, en algunos casos, dignas del Gran Morrison. Si, por lo dicho antes, el final de cada historia puede llegar a ser previsible, no lo es en cambio su desarrollo; y aunque sospechemos que sus protagonistas van a salir indemnes (aun muriendo), disfrutamos viendo los caminos que deben tomar para conseguirlo. El guionista de Mikilo sabe narrar las anécdotas por medio de historias: sabe hacer de lo estático algo dinámico, con el apoyo incondicional y lleno de condiciones de sus dibujantes. Dibujante él mismo, Curci sabe, en definitiva, narrar: volcar en una sucesión de acciones un tema, un símbolo, el núcleo duro de lo irreal.

fuentes:
Quinta Dimensión | Link
idukay.files | Link
historieteca | Link
comic-ar | Link
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